domingo, 6 de julio de 2014

INVENCIÓN TRECE

INVENCIÓN TRECE

Bajo esas gélidas inclemencias estuve
Punta Arenas dormía acurrucada en el oleaje
El agua nieve era un visillo que entumía hondo mis ojos
Caminar por sus calles oscuras de invierno era fantástico
Calles que estaban pavimentadas de vidrio y de barro
Un viento insolente que tumbaba los pensamientos
Estalactitas que crucificaban la tierra muerta
Un mar de cabello tórrido y de visos blancos
Un río que con su hoja rebanaba la ciudad como a una naranja.
Negras nubes que eran como el sombrero que no servía
Punta Arenas, no te gustaba vestir de blanco
guerreabas con el clima que te imponía vestidura
matorrales que se erguían rebeldes a la muerte
perros escuálidos que engullían caricias y abandono
El panteonero que sin cesar atormentaba al indio pétreo
Un pie que era como una promesa solemne de regreso
Cuerpos que flameaban insulsos bajo la ráfaga
Un cementerio que era como pintado a mano
Esas casas jorobadas bajo un azote implacable

Una noche fue irreductiblemente irreal
Navegaba sin timón hacia el corazón del invierno
Gorjeos musicales amenazaban con robarle la luz a las estrellas
Las hadas salían risueñas y entumidas a presumir sus vestidos
La ciudad menstruaba algarabía
corría sangre de bailes y de aplausos.
Pasaban carruajes ataviados de risas y de frío
Fui al frente a tomar fotografías
En ese momento fue que me llegaste
Con esa apariencia de arlequín austero
Con ese acento musical que me adormecía
ve y come calafate, me instaste, revuélcate en la playa
Conversa con un pingüino y te revelará nuestros secretos
Sacúdete la timidez esa de recién llegado
Que aquí la mano helada te conforta
Que el cansancio y la fatiga están surcados de grietas.
El tiempo se hunde como en arena movediza
Somos nuestro propio país y nuestra propia soledad.
Esta tierra es el lugar, hombre
Donde convergen los extremos de la hospitalidad y el aislamiento.


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