martes, 16 de septiembre de 2014

PELÍCULA


Se pusieron manos a la obra. Consiguieron dos cámaras profesionales con Miguel, amigo de Roberto y que estudiaba cine, quien se entusiasmó con el proyecto y acabó siendo el director. Los focos los fabricaron con materiales caseros gracias a un manual encontrado por Gabriel en internet. Para el caso de los actores hicieron una audición en el barrio para cubrir los dos cupos estelares, un hombre y una mujer. Para la vacante masculina llegó, como si de una pésima broma se tratase, un enano de ochenta centímetros de altura llamado Nicomedes y que aseguraba ser actor profesional de películas porno. La cara de Roberto al verlo expresó con total nitidez su decepción. El enano, habituado a la incredulidad de los productores no dijo nada a su favor y simplemente se bajó el pantalón y le mostró todo su miembro duro y enhiesto. Roberto nunca había visto uno tan grande, y sin poder articular otra cosa le dijo que estaba contratado. Como actriz reclutaron a Yoselin, una amiga de Gabriel, mina despampanante que trabajaba en un café con piernas y que Roberto al ponderarla le sacó la ropa con los ojos, sabía que tarde o temprano se la tiraría. Y para abaratar aún más los costos (hasta ese momento no habían gastado un solo peso) decidieron que ellos mismos participarían de las películas (ni un pelo de tontos), Roberto se la midió aplicadamente en el baño y llegó a la conclusión que la tenía más grande que el chileno promedio, Gabriel por su parte la tenía corta pero gruesa, un calabrote, y jamás había recibido quejas al usarla. Al final fue Yoselin quien dio su aprobación para que participaran luego de darle una probada al cíclope llorón de cada uno.

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