lunes, 22 de septiembre de 2014

RECIBIMIENTO


Sin poder hacer nada más subí al cielo, ahí Dios, sí, el mismo que me había ayudado a ganar la carrera, me dijo que el paso me estaba negado por haber matado a un hombre. Bajé entonces al infierno. Ahora estoy acá, acompañado de LUCIFER y de Rodríguez, aquí nos dimos maña para armar carreras de galgos y forrarnos en almas (no existe el dinero en este terrible lugar). Los más felices son Allan Poe, Bukowski, Dostoievsky y Baudelaire, nos dicen que gracias a nosotros el averno es un lugar lleno de vida. Dostoievsky ni en el inframundo perdió el gusto por las apuestas. Baudelaire está casi todo el día fumando opio y cultivando flores. Bukowski y Allan Poe beben que da gusto. La poesía es el pan de cada día, es casi tan importante para los demonios como atormentar a la humanidad. El Diablo es el menos contento, en cualquier momento nos cierra el negocio, pues dice que el infierno se parece cada vez más al cielo con tanta sonrisa cínica, tanto borracho, tanta moneda que suena y tanto trato turbio.

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