martes, 4 de noviembre de 2014

FAROL

En la esquina norte de la plaza hay un farol que nunca enciende
con compasión he visto todas las tardes en que muere el sol y él desaparece tras los árboles
es como si la oscuridad se lo engullera y lo hiciera su alma
he concluido, que es el alma de un vagabundo prisionera dentro de un cilindro

¡Pobre farol! Añoras la luz y sufres sin chistar la tortura de tus pares
bajo tu corona oscura se han besado los infieles y se han embriagado los borrachos
La culpa es siempre tuya, farol, siempre
en tus pies yacen hasta el amanecer los condones y las botellas vacías
es entonces cuando te reparan los inútiles
tú te desperezas del frío y muestras tu cara agria y pides al viento que te despoje del brillo dorado de tu nuevo ojo
¡Cuanta impunidad cargas en tu cresta, farol!
¡Cuanta miseria ha visto tu ojo desolado!

Sin embargo, el farol no puede decir nada
se que quisiera escribir un libro con sus impunes memorias
se que aspira a dormir más que a estar despierto
te digo, farol, yo comparto tu sentir de noche y de plazoleta

En algún momento de seguro querrás llorar, farol
pero no tendrás un hombro en que afirmarte, mi amigo
el resto de los faroles te desprecia porque estás sucio y abandonado
no te quedará más remedio que acudir a mi
rechazarás mi abrazo, acostumbrado a las palizas esclavas del viento y la lluvia en tu cabeza
quizá me dejes sacarte la basura indigna de tus pies
entonces te diré que no ampares más a los miserables

pues para ellos eres sólo una efímera luz de locura y olvido

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